En la vertiginosa carrera por dominar el acceso a internet desde el espacio, dos nombres resuenan con fuerza: Elon Musk con su gigante Starlink, y Abel Avellan, un visionario venezolano que lidera AST SpaceMobile. Pero, ¿quién es Abel Avellan y qué busca su empresa en este competido mercado? Y lo más importante, ¿cómo se compara su propuesta con la de Musk?
¿Quién es Abel Avellan y qué hace AST SpaceMobile?
Abel Avellan nació en Venezuela, estudió ingeniería y comenzó su carrera en Ericsson. Su espíritu emprendedor lo llevó a fundar su primera empresa, Emerging Markets Communications, en el año 2000 con una inversión inicial de apenas US$ 50.000.
El objetivo de esta primera aventura era proporcionar servicios de comunicación satelital a regiones como África y Medio Oriente, además de cruceros y barcos de carga. Tras vender esta compañía en 2016 por US$ 550 millones, Avellan usó parte de esos fondos para fundar AST SpaceMobile un año después.

El objetivo de AST SpaceMobile, bajo el liderazgo de Avellan, es claro: redefinir la conectividad móvil, ofreciendo acceso directo a celulares en las zonas más remotas del planeta. Su ambición es desafiar el consolidado dominio de gigantes como Elon Musk y su Starlink.
La propuesta central de AST SpaceMobile es conquistar un mercado completamente nuevo: internet satelital que llegue directamente al teléfono celular del usuario, sin necesidad de equipos especiales en tierra. Esto es fundamental para llevar conectividad a regiones desatendidas donde la infraestructura terrestre es inexistente o deficiente.
La Estrategia Tecnológica: Antenas Gigantes vs. Miles de Satélites Pequeños
La clave del plan de Abel Avellan reside en el tamaño colosal de las antenas de sus satélites. Mientras que un cohete Falcon 9 de SpaceX puede lanzar miles de satélites Starlink (que ya suman más de 7.100 en órbita), el mismo cohete transportó solo cinco satélites de AST SpaceMobile en un lanzamiento reciente.
La diferencia está en la escala: cada uno de estos satélites de AST desplegaría una antena inicial de 65 metros cuadrados, con una versión definitiva que superará los 225 metros cuadrados.
Esta magnitud es una “proeza de ingeniería compleja”. Las antenas de AST son al menos 50 veces más grandes que las de Starlink.
Se ensamblan en salas blancas y se empaquetan cuidadosamente antes del lanzamiento para ser desplegadas en órbita. Este proceso es mucho más complicado que el de un satélite de Starlink.
¿Por qué antenas tan grandes? La física básica de la comunicación satelital requiere una línea de visión directa entre el satélite y el celular para tener señal. La antena de un celular es mucho más pequeña, lo que dificulta conseguir suficiente ancho de banda.
Starlink, Project Kuiper y otras empresas planean resolver esto llenando el cielo con miles de satélites pequeños y baratos que se comunican entre sí. Sin embargo, los satélites de AST, con sus antenas gigantes, permiten una verdadera conexión de banda ancha directamente al celular.
A diferencia de Starlink, que utiliza miles de satélites para dar servicio a hogares, negocios y vehículos con equipos terrestres, AST SpaceMobile promete cobertura global con una constelación de solo 90 satélites.
Esto podría sentar las bases para una red que democratice el acceso a internet. AST proyecta lanzar 60 de estas unidades antes de finales de 2026.
Sin embargo, esta tecnología tiene un costo significativamente mayor por unidad: cada satélite de AST cuesta cerca de US$ 21 millones, frente a los US$ 1,2 millones que cuesta fabricar uno de Starlink.
El “Versus” en el mercado y los desafíos Regulatorios
Está claro que la empresa de Musk ve a AST como una amenaza. SpaceX ya ha presentado una demanda ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos por distintos asuntos regulatorios, incluyendo acceso al espectro, desechos espaciales y obstrucción de observaciones astronómicas.
Estas presentaciones ante la FCC son también el lugar donde SpaceX ha llegado a calificar a AST SpaceMobile, irónicamente, como una «acción meme». Si bien AST aún no genera ingresos significativos que justifiquen completamente su valuación multimillonaria (invirtió US$ 300 millones en 2024 y facturó solo US$ 4 millones, principalmente de un contrato militar), el valor de sus acciones se ha disparado. Avellan, que posee cerca del 25% de la empresa, tiene una participación valorada en unos US$ 2100 millones.
La competencia tecnológica entre Starlink y AST ha sido comparada por JR Wilson, vicepresidente de AT&T (uno de los principales inversores de AST), con la “pelea del video hogareño en los años 80” entre Beta y VHS.
Beta salió primero y ofrecía mejor calidad, pero fracasó por su alto precio y tiempos de grabación más cortos, lo que ilustra que la mejor tecnología no siempre gana el mercado.
AST SpaceMobile cuenta con el respaldo de pesos pesados de la industria de las telecomunicaciones como AT&T y Vodafone. De hecho, AST y Vodafone anunciaron su intención de crear una empresa conjunta para ofrecer la conectividad satelital de AST a operadoras móviles en Europa y África.
Deutsche Bank estima que los ingresos de AST podrían superar los US$ 370 millones en 2026, cuando su servicio comercial esté en marcha, y alcanzar los US$ 5000 millones en 2030. Esta proyección de ingresos se acompaña de una inversión de capital proyectada mucho menor a la que necesitará Starlink para seguir lanzando miles de satélites.
En resumen, mientras Elon Musk y Starlink inundan la órbita con miles de satélites para conectar hogares y negocios con antenas terrestres, Abel Avellan y AST SpaceMobile apuestan por una tecnología radicalmente diferente: satélites con antenas gigantes para conectar directamente cualquier teléfono celular, en cualquier lugar del planeta, con una constelación mucho más pequeña.
Esta es una verdadera pugna por el futuro de la conectividad global, con enfoques tecnológicos y de mercado muy distintos. Solo el tiempo dirá cuál de estas visiones prevalecerá.
Debe estar conectado para enviar un comentario.